El mundo online es distinto al mundo real. En el online, las cosas se suceden a un ritmo mucho más frenético y cuando uno se encuentra abierto con su pagina web puede llegar a sentirse abrumado. Rapidez e inmediatez son adjetivos inherentes al mundo online, pero que las personas que hay detrás de las webs no siempre pueden alcanzar.
Cuando uno entra al mundo online y decide estar presente en redes sociales o tener una página web, debe tener bien claro que el ritmo se acelera con respecto al mundo offline. Estar ahí en todo momento, dispuesto a publicar el primero, a contestar los comentarios a los pocos minutos, a atender las aún más frenéticas redes sociales, … es un «deber» y eso sumado a la necesidad de crear al mismo tiempo contenidos de calidad, porque eso es lo que mejor posiciona.
Calidad y velocidad son dos elementos que cuesta conjugar fácilmente. Pero ahí esta Google recordándote que debes publicar en su Google Business porque hace mucho que no lo haces, facebook también tiene un recordatorio cuando llevas mucho tiempo sin escribir…. y ahí estas tu al otro lado de la web, sin apenas tiempo para seguir este frenético ritmo (o quizás estés en un momento de falta de inspiración) y por supuesto no pienses en disfrutar de un descanso porque internet no cierra y tienes que seguir atendiendo esta frenética maquinaria.
Porque de no hacerlo, puedes ir imaginándote al todo poderoso Google como ese androide de una película de antaño diciendo aquello de «Sayonara Baby».
Muchos acaban recurriendo a la automatización de tareas (por ejemplo con servicios que nos permiten publicar en varias redes sociales) como respuesta a este frenético mundo. Pero esa automatización suele traducirse en una menor personalización de lo que se ofrece mediante nuestra presencia online. ¿Y todo para qué? Un like más, un comentario más… no sirve de nada acumular datos como estos si se traduce en una sobrecarga muchas veces innecesaria. Acaso no puede esperarse un día o una hora a una respuesta… seguro que no hay tantas situaciones que requieran de una máxima inmediatez.
Con tanta inmediatez ¿alguien gana? Pues si, los grandes servicios, que nos han logrado generar esa necesidad constante de estar todo el tiempo disponibles en este mundo online. Y la información en internet no para de seguir acumulándose, una encima de otra, aplastando a lo anterior a una velocidad frenética, y los que tienen su página web acaban cayendo en esa rueda, y de paso contribuyendo a que siga funcionando y vigente. Pero hay eso, o morir en el ostracismo… y todo porque ahora la comodidad es la ley que impera en Internet. Ya nadie se imagina un internet sin buscadores y pasar su tiempo buscando contenidos de calidad en directorios (alguna incluso podría pensar, ¿eso existía?).