Internet está siempre ahí, las 24 horas del día. Tanto en invierno como en verano, de noche de día, en el norte, en el sur. Es omnipresente y siempre está disponible. Esto nos lleva a tener cierta sensación de estar atados a todas horas y en todo momento para que nuestra web esté siempre disponible.
Estamos acercándonos al final del verano. Momento del año, donde en muchos casos la actividad de muchos negocios y profesionales disminuye para disfrutar de un merecido descanso. En otros casos, es precisamente el periodo del año de mayor actividad. Y ahí estamos con nuestra web, pensando que hacemos. ¿Seguimos actualizándola? ¿Perderemos visitas por no generar contenidos?
Está claro que podríamos recurrir a las herramientas de programación de publicaciones para así minimizar en cierto modo este «problema». Porque seamos sinceros, ¿a quién se le apetece pararse a escribir una publicación en su página estando en el chiringuito de la playa o disfrutando de un descanso tras una caminata por la montaña? La realidad humana choca con la realidad digital sin lugar a dudas en este sentido.
Pasa a pie de calle, uno recorre las calles de su ciudad y se encuentra con negocios cerrados por vacaciones y no pasa nada por ello. Durante un tiempo se modifican ligeramente los hábitos, y listo. Además, nos ofrece la posibilidad de descubrir quizás un nuevo bar que antes no visitabamos simplemente por costumbre y que nos gusta. Pero dicen que somos animales de costumbres, y al final, excepto en unas pocas ocasiones acabamos por regresar a nuestro «local» de confianza.
Y aquí hemos topado con otra de esas preocupaciones que la gente tiene cuando piensa en esto mismo con respecto a su web. Si su web no se actualiza, nuestros visitantes pueden descubrir otra y abandonarnos. Sin duda, algo motivado por esa sensación que a veces se tiene de contar con una «vinculación» (o engadgement si queremos usar la palabra en ingles) menos fuerte con nuestros usuarios online que la que muchas veces se tiene con los negocios físicos.
Así pues, casi todo el mundo en internet se lanza como posesos a preparar contenidos, para que mientras que ellos disfrutan de las vacaciones (porque no nos engañemos, no todo el mundo tiene la suerte de formar parte de un equipo grande de forma que en vacaciones siempre haya alguien detrás de la web) sus páginas parezcan seguir vivas. Y así de paso los visitantes sigan visitándolas…
No lo olvidéis, los que navegan también descansan
Pero algo que nos olvidamos es que el resto del mundo también disfruta de sus vacaciones (o al menos todo el que puede). Y en esos momentos, cuando ellos también están en la playa o la montaña, no están precisamente pensando en ir a visitar nuestra página web ¿acaso vosotros lo haríais?
Cierto es que seguramente aún haya gente en esos momentos que pueda estar visitando nuestras páginas, pero debemos ser muy conscientes que hay que poner sobre la balanza todos los elementos y no preocuparnos por esa falta de «cierre» de internet.
Y si, Google seguirá trabajando para los millones de consultas mensuales que recibe, pero eso no implica que nuestros usuarios estén precisamente interesados en internet. No cedáis a esa sensación del siempre abierto de internet y no os preocupéis por colgar el cartel de «cerrado por vacaciones» también en vuestra página. A veces, no es necesario ni siquiera decir que estáis fuera, un simple mensaje diciendo que el ritmo para posibles respuestas es suficiente.
A veces no queda más remedio
Pero supongamos que tenéis algún negocio con una tienda online y no tenéis alguien que pueda cubrir todo el trabajo de la página web. Atender pedidos, responder consultas, gestionar comentarios, redes sociales… En esos casos quizás sea mejor llegar a ese cierre por vacaciones para evitar una mala gestión y por ende una mala experiencia de los usuarios que sea más contraproducente. Es preferible que el usuario decida comprar en otro sitio solo porque no le quedó más remedio, que sufrir una mala experiencia y que después de esa nos abandone para siempre.
No os preocupéis por las estadísticas
Y terminamos con este último apunte. Y es que detrás de las estadísticas de visitas hay personas reales, y aunque el señor Google no descanse, la gente si. También hay cambios de intereses según la época del año, los hábitos diarios también cambian según la hora o día de la semana, porque son personas y eso no es algo tan automatizado. Así pues, quizás en verano notéis que han bajado vuestras visitas, pero también lo hacen las de otros muchos sitios web (por supuesto los que son de temáticas relacionadas con esta estación no se verán en esta situación, aunque seguramente las tornas cambien en el invierno).
Está claro que Google y muchos sitios hablan de que hay que actualizar regularmente contenidos. Especialmente si queremos seguir teniendo una buena relación con el buscador. Pero no os dejéis intimidar que la posible penalización por un pequeño parón no es tan grande (siempre y cuando estéis haciendo bien el trabajo el resto del tiempo claro está).
Y con un pequeño parón la gente sabe que detrás de una web no hay «sistemas automatizados», sino personas. Así pues, estaréis transmitiendo una sensación de más cercanía que si siempre estáis ahí, nadie puede estar las 24 horas ni los 365 días disponible (por supuesto en equipos de una o pocas personas).