¿Tu equipo ya no funciona como antes? Opciones para mejorar su rendimiento

Cuando estrenamos un ordenador normalmente todo parece funcionar como la seda. Todo va rápido, todo fluye como debiera, … pero pasa un año y otro, y ahora ya no notas que tu equipo fucione igual que al principio. Ahora parece lento, te desesperas esperando a que ejecute algunas aplicaciones… ¿que hacer? Vamos a comentaros algunas opciones para intentar darle un empujoncito a vuestros equipos.

¿Pero porqué ahora va más lento?

Seguramente esta es la pregunta que muchos se hacen. Si yo no tengo instaladas muchas cosas, ¿porque ahora va lento? Bien, seguro que os suena eso de las actualizaciones ¿verdad? Pues la realidad es que a medida que pasa el tiempo, el software de nuestros dispositivos se va actualizando y eso implica normalmente que este (en la gran mayoría de los casos) cada vez demanda más recursos de nuestro equipo. Y esto no pasa solo con un programa, sino con casi todos los que tenemos en nuestro equipo, y el mismo sistema operativo se encuentra en constante actualización. Que si, que por seguridad es importante, pero debemos tener en cuenta que todas estas actualizaciones van a acabar repercutiendo en el rendimiento de nuestros equipos. También puede que hayamos instalado un programa más recientemente y este ha sido desarrollado pensando en equipos también más recientes (es decir con más capacidad), por lo que por mucho que nos quejemos, este nuevo programa no funcionará tan rápido como otros programas más antiguos.

Por otro lado hay otro componente de los ordenadores que con el tiempo acaba demostrándose cada vez más lento: el disco duro. Los discos duros tradicionales, al contar con componentes mecánicos y su forma de funcionar hacen que con el tiempo su rendimiento vaya cayendo progresivamente. Si bien es cierto que su durabilidad es de un buen puñado de años, eso no significa que lo hagan al máximo rendimiento.

Entonces ¿que hago?

Como hemos comentado, hay dos partes a considerar: los programas y los componentes de nuestro equipo.  Seguramente sea necesario intervenir en ambos sentidos. Actuando en ambas partes lograremos la mejor de las soluciones, aunque por supuesto, actuar sobre el hardware del equipo supondrá un desembolso mayor para nuestros bolsillos. Eso si, podría también suponer una mejora mucho más sustancial en e rendimiento, ya que habrá situaciones donde actuar solo sobre los programas no nos haga salir del atolladero.

Revisar el software

Empezamos hablando de los programas, y quizás es por ahí por donde debamos empezar a revisar. A veces, aunque no nos demos cuenta con el tiempo tenemos programas instalados que no necesitamos y que para lo único que sirven es para ralentizar nuestro equipo. Así pues, desinstalar todos los programas que no utilizamos puede ser un buen punto de comienzo.

Tampoco debemos olvidarnos de analizar convenientemente nuestro ordenador para asegurarnos que no tenemos algún malware o virus actuando en nuestros equipos. Estos podrían implicar una notable reducción en el rendimiento de nuestros equipos al consumir recursos en segundo plano sin que seamos conscientes de ello ¿habéis oido hablar de como el minado de criptomonedas en segundo plano puede acabar con el rendimiento de vuestro equipo?

Limpiar archivos temporales, eliminar funciones del sistema operativo que no uséis son otras cosas que pueden ayudaros a depurar la parte software.

Ampliando vuestro hardware

Pero lo cierto, es que siempre llega un momento en que vuestro ordenador no puede dar más de si mismo. Ya no tiene suficiente memoria RAM, el procesador está siempre al 100% de carga, y vosotros desesperados… Es el momento de pensar en las ampliaciones de vuestros equipos.

Esta parte choca con la estrategia de muchos fabricantes, que diseñan equipos para que sean lo menos manipulables posibles, pero aún quedan algunas opciones. En este sentido, contar con las clásicas torres de ordenador es la mejor forma de asegurarnos que, cuando nuestro equipo empiece a encontrarse cerca de su límite, podamos realizar facilmente una ampliación del hardware y darle ese empujoncito que se merece.

Si tenemos un portátil, nuestras opciones de ampliación se limitan. Básicamente podremos tocar dos componentes, la memoria RAM y el disco duro. Si bien son dos elementos claves, debemos darnos cuenta que con una torre al uso, podríamos acceder a otras vias para mejorar el rendimiento como añadir una nueva tarjeta gráfica, o incluso cambiar el procesador si fuese necesario (en los portátiles su cambio se suele hacer inviable por venir soldado en la misma placa base, cosa que en algunos modelos incluso se extendió a la memoria RAM).

Así pues nos centraremos solo en esos dos elementos que podemos cambiar tanto si tenemos un ordenador de torre como un portátil: el disco duro y la memoria RAM. En el caso de la memoria RAM siempre cabe decir, que cuanta más memoria tenga nuestro equipo mejor será, ahora bien, si tenemos una limitación en el presupuesto, que sería mejor ¿optar por ampliar la memoria RAM o cambiar nuestro disco duro?

En cuanto a los discos duros, actualmente los discos duros tradicionales van dejando paso poco a poco a los discos duros SSD. Estos son discos electrónicos, cuyas principales ventajas son que son mucho más rápidos, consumen menos energía y generan menos calor. Por otro lado, su relación capacidad/precio suele ser mucho peor que la de discos tradicionales y tienen un ciclo de vida más corto.

Así pues ¿que hacemos? La respuesta: depende del uso del ordenador, porque cada uno de estas dos posibles mejoras tiene un mayor o menor impacto según lo que hagamos. Así pues, contar con mucha meoria RAM nos ayuda cuando tenemos muchas aplicaciones en ejecucion a la vez, mientras que el disco duro SSD podría tener más impacto cuando tenemos un uso más intensivo del disco duro. Con esto en mente, podremos decidir para nuestro caso.

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