SEO, SEO, SEO… Cuando uno se lanza a un proyecto online, una de las primeras cosas que escuchará es que necesita optimizar el SEO de su página. Si no desarrollas una buena estrategia de optimización SEO, los buscadores (principalmente Google) no nos concederán la necesitada visibilidad que nos permitirá atraer visitas a nuestra web (o sea a las personas). Por tanto, nos encontramos ante un elemento que no podemos descuidar, y que nos llevará a revisar nuestra página web desde la punta hasta la cola para tratar de optimizarla al máximo para gustarle a los buscadores.
Pero los buscadores, no solo quieren que optimicemos la trastienda de nuestra página web, no nos basta con que hagamos un buen uso de las etiquetas, de títulos de páginas, de estructuras de URLs…. no, eso no les basta. No solo tiene que parecer bonita por dentro, sino que también tiene que tener un contenido bonito. Así pues, una vez hemos revisado a fondo nuestra página web, comenzaremos a revisar nuestros contenidos. Empezaremos a preocuparnos por las palabras clave, la densidad de palabras y otros conceptos que los buscadores nos dicen que debemos cuidar. Así pues, redactaremos nuestros contenidos pensando en todas esas reglas que los buscadores nos han dicho que son «buenas». A cambio, los buscadores nos situarán mejor posicionados en sus resultados, estaremos por encima de nuestra competencia… (o no, quizás otros lo hagan igual o mejor). Esto debería permitirnos mejorar nuestras cifras de visitas…
Pero… ¿y que hay de las personas? Hasta ahora hemos hablado de como los buscadores nos imponen la forma de estructurar nuestra página web, de como escribir los contenidos, con el fin último de lograr atraer visitantes (o sea personas). Pero ¿en que momento nos hemos preocupado de escribir para esas personas? Es posible que en algunos casos esa redacción de contenidos (que tanto preocupa hoy en día a los buscadores) la hayamos hecho pensando solo en como de bien o mal posicionarán nuestra página web en los resultados de los buscadores, y no pensando en las personas que luego nos leeran. Error, porque si nuestra redacción no es adecuada para los visitantes de poco servirá haber logrado que nuestros contenidos lleguen a una mayor masa de usuarios, simplemente no lograrán engancharles y acabarán por olvidarse de nosotros e ir a picotear a otra parte (que en el mundo online, no podemos olvidar que son muchos los sitios donde encontrar migajas que picotear). Así pues, aunque queramos que nuestros contenidos nos posicionen lo mejor posible en los buscadores, no podemos dejar ni un solo instante de pensar en que serán leídos por personas y por tanto es en ellas en quienes debemos pensar.
Esto nos lleva a un claro dilema, ¿como contentar a la vez al robot y a la persona? La verdad es que es un arte complicado, que no se aprende de la noche a la mañana, que requiere de esfuerzo y práctica. Hay muchos consejos sobre como escribir pensando en los buscadores y como nos posicionarán, pero nunca debemos dejar de pensar en las personas, que son los que de verdad están al otro lado de la pantalla leyendo desde sus portátiles, smartphones o tablets, disfrutando o aburriéndose, aprendiendo o descubriendo algo. No hay una fórmula matemática que permita encontrar el equilibrio perfecto que nos permita igualar el efecto que tendrá nuestra redacción de contenidos sobre los buscadores o las personas, pero quizás convenga pensar más en estas últimas que a fin de cuentas son las que tienen la última palabra a la hora de realizar una compra, contratar un servicio, compartir en redes sociales o comentar nuestra redacción… y todo eso sin olvidarnos de nuestros queridos buscadores que les permiten llegar a nuestros contenidos ¿no volvemos a estar al principio de todo esto?