Amor-odio con el SEO y los buscadores

¿Como sobrevivir sin los buscadores en un mundo donde los buscadores son los que rigen todo lo que encontramos? Cuando uno lleva mucho tiempo en este mundo que es internet acaba por desarrollar esa relación amor-odio hacia los buscadores, y el posicionamiento en general.

¿Quién no usa Google o un buscador para encontrar lo que necesita? Seguramente no haya nadie que recurra a un buscador para encontrar cualquier contenido que pueda necesitar en la gran red de redes. Que lejos quedan aquellos años de directorios, donde uno pasaba horas buceando para intentar encontrar alguna página que pudiera proporcionar la información que tanto necesitaba.

En aquel tiempo, uno encontraba una página con informacion relevante y acto seguido la guardaba en sus favoritos para no tener que volver a pasar un montón de tiempo tratando de encontrarla en los galimatías de los diferentes directorios. Pero hoy los tiempos son distintos, cada vez menos gente recurre a directorios pues encontrar la información con los buenos de los buscadores es muy fácil.

Y los buscadores fueron desarrollándose y puliéndose para tratar de devolver cada vez resultados más ajustados a las necesidades de los usuarios. Y surgió la ciencia del posicionamiento, que nos ayudaba a los que estabamos al otro lado a colocar nuestra página entre los mejores resultados. Y esto fue importante, pues con el tiempo y aunque al principio la gente cuando obtenía resultados pasaba a la segunda, a la tercera y hata a la cuarta página… con la «mejora» de los algoritmos de los buscadores cada vez menos gente va más allá de esa primera página.

Pero los buscadores también necesitaban pagar sus facturas, e incluyeron cada vez más opciones de pago. El «SEM» nacía, y los resultados «naturales» de las busquedas se veían ahora con un nuevo oponente. Los buscadores se encuentran con la tesitura de repartir espacio entre las páginas que pagan por mostrar sus anuncios (en forma de enlace eso si, para que no pareciesen verdaderamente anuncios) y las que no pagan. Así pues, afinar para lograr estar en esos primeros resultados se ha convertido casi en un mantra de aquello a lo que debemos aspirar en todas las páginas.

Pero no lo olvidemos, la cima es pequeña y en el juego del rey de la montaña solo queda uno. Y no siempre será el que más se lo merezca. Porque sí, nos dicen que el contenido es el rey. Sino que más bien, será el que mejor lo haga para parecer que lo merece. Porque no nos olvidemos que detrás de los buscadores tenemos a esos famosos algoritmos, programas que funcionan de forma «autonoma» para decidir que resultados son los que deben aparecer en los primeros resultados.

Y los que creamos páginas, tenemos que aceptar las reglas que nos ponen para intentar estar en esos puestos privilegiados. Pero vemos, que al final muchas veces esos resultados están copados por «grandes compañías» que casualmente son las que gastan mucho en publicitarse al mismo tiempo en el buscador. Y nos dicen que es la justicia de los buscadores.

Sinceramente, llegado un punto, uno ya no sabe si seguir centrándose tanto en esto del posicionamiento, porque a veces se dedica más tiempo a posicionarse correctamente que a crear contenidos que de verdad merezca la pena posicionar.

Y lo peor de todo, es que cada cierto tiempo, cambian estas reglas. Supuestamente en aras de mejorar, pero ¿quién nos garantiza que no haya otros intereses? A fin de cuentas los buscadores son empresas cuyo mayor fin es maximizar sus ingresos. Y aún así los necesitamos… ¿amarlos u odiarlos?

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