SSD cada vez más baratos y con más capacidad… ¿hay una cara oculta?

La bajada de precios en los discos SSD los ha convertido en una opción cada vez más habitual. Pero ¿que se esconde detrás de esta evolución?

Hoy en día es casi una obligación contar con un disco SSD en nuestros equipos informáticos de forma que el rendimiento de este sea optimo. Su velocidad de acceso, los convierte en la opción más recomendable para instalar nuestro sistema operativo y que la ejecución de este y de las aplicaciones sea lo más fluida posible.

Por ahora los discos tradicionales siguen ofreciendo un coste de almacenamiento por GB inferior frente a sus hermanos SSD. Pero la tecnología de almacenamiento en discos SSD no ha dejado de evolucionar y empiezan a verse cada vez unidades con más capacidades, y a unos costes inferiores.

SLC, MLC, TLC y QLC… las siglas culpables de las mejoras de los SSD

Esto ha sido posible gracias a la evolución en el proceso de fabricación de los discos SSD. Y es que estos en un principio solo podían almacenar un BIT por celda de memoria, son la generación de discos SSD conocidos como SLC (Single Layer Cell). Pero los desarrollos han permitido añadir cada vez más capas de almacenamiento, así los MLC implican almacenar dos bits (o sea dos capas) por celda, TLC viene de Triple o lo que sería lo mismo tres bits y QLC implica el almacenamiento de cuatro bits por celda.

Esta ha sido la razón del aumento de capacidad de las unidades de almacenamiento SSD y, a medida que los procesos de fabricación han mejorado, su coste ha ido reduciéndose hasta ponerse realmente cerca de los discos duros magnéticos tradicionales.

Pero no todo son ventajas

Sin duda, estas mejoras son un gran beneficio y evolución para estas unidades, pero que debemos tener en cuenta que también tiene un pequeño lado oscuro.

Por un lado, esta evolución de las múltiples capas, han incrementado las capacidades, pero a nivel de rendimiento las velocidades de acceso no se han visto tan favorecidas. Porque si, en caso de accesos secuenciales, las velocidades pueden ser realmente elevadas, pero la realidad de uso diario de cualquier equipo implica que no siempre tendremos ese escenario tan favorable. ¿No habéis oido nunca eso de que no conviene desfragmentar las unidades SSD?

Y eso nos lleva al otro punto flaco de esta evolución de los discos SSD, la durabilidad. Porque aunque esto no es algo que a los fabricantes les guste resaltar en exceso, existe un número de ciclos de acceso máximo que puede soportar cada celda antes de que esta deje de poder escribirse, quedando como de solo lectura (razón por la que se recomienda no desfragmentar estas unidades para no añadir un uso adicional). Y evidentemente el incremento de bits por celda, implica un mayor desgaste de estas.

Por supuesto los fabricantes mejoran los procesos y la tecnología permite mejorar la fiabilidad de estas unidades, pero debemos ser un poco cuidadosos y debemos ser conscientes de lo que cada opción implica. Quizás un SSD QLC pueda ser una opción más recomendable para un almacenamiento secundario de datos, pero no todavía para el sistema operativo…

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