El parche KB4100347 de Windows 10, o cuando el enemigo son las propias actualizaciones

Siempre actualizar, esa es la máxima que nos dicen que debemos seguir. Pese a ello, son muchas las ocasiones en que las actualizaciones han generado problemas tal y como está sucediendo en estas últimas semanas con el parche KB100347 para Windows 10.

Quizás a alguno les sorprenda que vuelvan a sonar con cierta recurrencia las vulnerabilidades Meltdown y Spectre, que ya hace unos meses pusieron sobre la mesa un problema de gran gravedad para la seguridad de los equipos. Pues si, estos agujetos de seguridad siguen trayendo cola y en los meses posteriores a su descubrimiento, se han lanzado diferentes actualizaciones para parchearlos.

Por un lado los desarrolladores de CPUs (especialmente la más afectada Intel) y también los desarrolladores de sistemas operativos. Y por supuesto en la compañía de Redmon también han trabajado en diferentes parches para sus sistemas operativos, especialmente Windows 10. Esas actualizaciones estaban enfocadas primeramente en evitar el problema, y posteriormente se fueron implementando actualizaciones que permitieran recuperar parte del rendimiento que se había perdido tras dichos parches.

Pues bien, en este caso los problemas que se han reportado con el parche KB4100347, que corrige partes del microcódigo Intel tal y como se puede leer en la página de Microsoft. Pero, no no es la actualización más reciente para las versiones Windows 10 April 2018 Update para las que estaba destinada, sino que el problema viene porque dicha actualización se ha instalado recientemente en equipos para los cuales no estaría destinada (o bien equipos AMD o casos de equipos con procesadores Intel no soportados para la actualización). Las consecuencias, equipos que o no inician, o cuyos sistemas de actualizaciones dejan de funcionar tras la instalación del mismo.

Si os habéis encontrado con algún problema y detectáis que tenéis esta actualización instalada, podéis optar por desinstalarla. Para ello deberéis ir a Inicio > Configuración > Actualización y Seguridad > Windows Update > Ver historial de actualizaciones > Desinstalar actualizaciones. Ahí deberéis buscar la actualización que os indicamos, y tras reiniciar. Por supuesto, esto es para el caso de equipos que arranquen pero no dejen actualizar, si Windows no inicia, tendréis que recurrir al Inicio Seguro o a una imagen de instalación desde medios externos para intentar solucionar el problema.

Estar siempre actualizados, a veces es más problemático

Pero al punto al que queríamos ir con este caso «no tan puntual» es al de la «imposición de actualizaciones» a la que los usuarios nos vemos sometidos. Está claro que contar con actualizaciones que garantizan la seguridad de nuestros equipos informáticos es clave para evitar otro tipo de males. Pero a nadie le gusta encontrarse con que su ordenador no arranca de buenas a primeras por una supuesta actualización para corregir problemas.

No es algo que sea propio de Microsoft. Todos los sistemas tratan que estemos siempre actualizados a la última versión. De esa forma nos dicen que estaremos más seguros y tendremos todas las funcionalidades. Pero detrás de todo esto también hay otros aspectos que quizás sean los que a esas compañías les interesan de verdad.

Por un lado, la imposición de actualizaciones automáticas por defecto hace que el mayor número posbile de usuarios esté siempre con la «ultima versión» disponible. De esa forma, para ellos el trabajo de soporte es mucho más sencillo. Lo cual no es malo por si mismo, pero los últimos tiempos han mostrado como el número de fallos asociados a actualizaciones es mayor. Y esto nos lleva a otro detalle, y es que las compañías grandes como Microsoft, Apple o Google han descargado el peso de las «pruebas» en los propios usuarios. Ya no hacen como años atrás donde tenían en plantilla o sufragaban a usuarios betatester especializados en esa labor, sino que ahora dejan en buena parte el peso sobre la masa global de usuarios. Cierto es que lanzan las actualizaciones en «tandas» para ir controlando esos fallos, pero parece que el control no fuese tan exhaustivo.

Además, parece que nos movemos en un mundo frenético con la necesidad de constantes y rápidas actualizaciones. Y eso pueda llevar en ocasiones a que algunas de esas actualizaciones se lancen de forma precipitada. Por eso convendría revisar un poco el asunto y es que !no queremos tener al enemigo en casa!

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