¿Para que utilizar una newsletter si ya uso las redes sociales?

Más de una vez alguna que otra persona se hace esta pregunta ¿Porqué tengo que utilizar una newsletter o para que la necesito crearla si ya uso las redes sociales para comunicarme con mis visitantes? A continuación os daremos algunas razón para ver si de verdad la necesitáis.

En los tiempos actuales las redes sociales parecen ocupar casi todo el terreno en lo que a comunicaciones de las webs se refiere, sin embargo las newsletters que tanto tiempo nos vienen acompañando siguen resistiendo aunque a algunos les puedan parecer superfluas en detrimento de los medios de comunicación más recientes. Sin embargo, aún razones de peso para utilizarlas.

Las redes sociales no las controlamos nosotros

Quizás este sea uno de los factores que muchos no tengan en cuenta a la hora de priorizar las redes sociales, sin embargo se nos antoja hasta cierto punto capital. Y es que pese a que las redes sociales, de entrada siempre nos ponen todas las cosas muy bonitas, al final no podemos olvidar que ellos tienen el «control» de a quienes llega todo aquello que publicamos en sus servicios.

Atrás quedan los tiempos en que cada publicación que hacíamos en Facebook se mostraba a todos nuestros seguidores… ahora dependemos de su algoritmo para tratar de llegar al mayor número de personas posibles, pero si nuestra audiencia no es participativa, nos encontraremos que nuestras publicaciones llegan solo a un número reducido de personas.

Esto es algo que con una newsletter nunca nos sucederá, si tenemos X personas suscritas, nuestra comunicación llegará siempre a esas X personas (salvando filtros de correo no deseado claro está). En las redes sociales podemos compensar el alcance orgánico pagando, pero ¿porque subestimar el alcance de una newsletter que además hemos podido implementar sin apenas costes?

El me gusta no se traduce en una visita

Cuando publicamos en una red social un contenido con un enlace que podría apuntar a nuestra página web, seguramente estaremos buscando que la/las personas que vean esa publicación hagan click en el enlace y acudan a esa página que hemos preparado con tanto mimo. Pues bien, ya no solo tenemos la complicación de que nuestra publicación llegue a los usuarios (el famoso alcance orgánico) sino que además tenemos la complicación de lograr que interactuen más allá de las opciones «sociales» .

Que si, que si, que es también importante que le den al Me gusta o que Compartan nuestro contenido, eso hará que nuestra publicación llegue a mucha más gente, pero cada vez se da más los casos en que la gente interactua dentro de la red social pero no llega a hacer click en el enlace y visita nuestra página web. Sin duda un tanto para las redes sociales, que lo que ansían es que pasemos más tiempo en su página para así monetizar más publicidad y venderla a mejores precios, pero que nos deja a nosotros en segundo plano.

El correo electrónico que llega a la bandeja de correo de nuestros suscriptores también tiene que competir con la plétora de mensajes que se acumulan en las bandejas de entrada. Y lo hace además pudiendo usar solo como gancho un título de mensaje (nada de incorporarle imágenes como podemos hacer en las redes sociales para hacer más atractiva una publicación) por lo que podríamos pensar que sus posibilidades son mucho más escasas ¿cierto o no?

Aún a pesar de esas complicaciones los correos electrónicos tienen un paso ganado, porque la bandeja de entrada es un lugar donde se presta más atención por parte de los usuarios a lo que se está leyendo ya que a fin de cuenta lo que está ahí es porque se espera, bien sea porque el usuario se ha suscrito a la newsletter o porque es un correo de algún contacto conocido (por supuesto, está el problema del newsletter). Por tanto, es quizás más probable que nuestro mensaje logre abrirse, y una vez logrado esto, las posibilidades de que el usuario haga click en el enlace una vez leido el mensaje son mayores (y aquí ya si que podemos aprovechar otros métodos visuales para enriquecer el aspecto de los mensajes). Porque pese a quién pese, la conversión de las newsletters aún parece estar un peldaño por encima de la de las redes sociales.

En medio de tanto arbusto, ¿que hacemos?

¿Debemos prescindir de las redes sociales? ¿Debemos prescindir de la newsletter? Seguramente la respuesta en ambos casos sea la misma: no. Está claro que en internet nos movemos en una jungla repleta de arbustos que muchas veces hacen complicado decidir que camino deberíamos seguir. Lo que está claro es que no podemos caer en el recurso fácil y pensar que una solución es infalible, porque, este mundo es muy cambiante y en cualquier momento el viento puede cambiar y el camino desaparecer delante de nuestros ojos.

Así pues, aunque hagamos un uso intensivo de las redes sociales nunca está de más contar con una newsletter que refuerce la posibilidad de llegar a nuestros usuarios. Debemos tratar de buscar la mejor forma de combinar ambas opciones para evitar saturar a nuestros usuarios y que nuestro correo acabe marcado como no deseado o que en las redes sociales le den a la opción de mostrar menos publicaciones como esta (si si, como lo habéis oido, aunque mucha gente aún las desconoce, también hay formas de evitar que nos aparezcan publicaciones dentro de las redes sociales).

Cuando una de las patas de nuestra mesa flojee, quizás la otra nos ayude a capear el temporal. Así pues, no lo olvidéis, !no podéis desdeñar las newsletters porque las redes sociales sean la moda!

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