Aunque de forma mucho más silenciosa que como sucediese con Windows XP, Microsoft ha puesto fin al soporte técnico de Windows 7. Así pues, se acabaron las actualizaciones para Windows 7 de la misma forma que ha sucedido para sus predecesores.
Está claro que detrás de este movimiento está una clara intención de lograr que los usuarios se actualicen o bien a Windows 8, o bien al futuro Windows 10. Es curioso este movimiento con un sistema operativo que podría estar instalado más o menos en la mitad de los ordenadores a nivel mundial, pero parece un claro ordago por parte de los de Redmon para que los usuarios se actualicen.