La principal excusa detrás de la recopilación de datos es la de ofrecernos la mejor experiencia de uso posible. Si saben lo que nos gusta, podrán darnos lo que esperamos y por tanto eso hará que estemos más satisfechos.
Mucho se habla sobre la privacidad de los datos… Facebook ha tenido que recular en su intención de compartir nuestros datos entre WhatsApp y la red social por el escándalo que se ha levantado en torno a ello. Pero ¿Para que quieren todos esos datos que recopilan de nosotros?
Personalización. Esa es la clave de la recopilación de datos, personalizar nuestra experiencia de uso con cualquier cosa, una web, una app, un viaje… lo que sea. Las personas cuando nos encontramos con cosas que nos gustan, tendemos a tener una mejor percepción de aquello de lo que estamos haciendo uso. Así pues, por poner un ejemplo si nos gusta el color verde y cuando entramos en una web, esta se «adapta» para ofrecernos unos tonos verdosos, seguro que estaremos más felices. Sin embargo, quizás a otra persona le gusten más los tonos rojos… en ese caso, esa persona se encontraría más comodo con algo totalmente distinto a nosotros.
Con esa idea en mente surgieron las famosas (y hoy en día, tan vilipendiadas cookies). Los desarrolladores podían recoger un gusto nuestro para adaptar la interfaz (esto es lo que vemos) de su web (o de su app) y personalizarla a nuestro gusto. Esto es algo que no debería causar mayor revuelo, algo que no incide en nada más que la pura estética de algo, que no está enfocado más que a adaptarse a nuestro gusto.
Pero lo cierto, es que lo que comenzó como algo así de sencillo (y hasta lógico) se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza. Ahora recogen muchos datos de lo que hacemos, y todo ello sin que apenas seamos conscientes de ello. Sin una intervención directa y consciente (porque no, esos avisos de cookies prácticamente nadie se para a leerlos, aunque con eso baste para amparar ante la ley) nuestros datos de uso están siendo procesados para, con esa información recopilada, ofrecernos supuestamente una mejor experiencia.
Recientemente he leido un artículo, donde en una carta interna de directivos de Facebook se dice:
«el sentimiento global claramente ha cambiado hasta el punto de que la gente está dispuesta a aceptar sacrificios en la calidad del producto«.
¿Quieren decirnos que si no recopilan datos nos van a ofrecer un producto de menos calidad? ¿Es esa su mentalidad acerca de la recopilación de datos? Curioso, recopilan datos supuestamente para ofrecer mejores productos y eso es algo que sería muy lógico y comprensible. Quizás sea ese su primer objetivo, o quizás solo la disculpa, pero luego surge la necesidad de «monetizar» esa información. Algo que no debería extrañarnos, porque no lo olvidemos, a fin de cuentas las empresas están ahí para algo, generar beneficios. Y es que la cultura del todo gratis en internet es perniciosa, ya que la gratuitidad se sustenta en torno a una generación indirecta de beneficios (el tratamiento de nuestros datos).
Así pues nos encontramos con servicios que queremos que sean gratuitos, pero que al mismo tiempo sean respetuosos con nuestra privacidad. ¿Es eso posible? Seguramente se trate de algo complicado y la generación de ingresos indirectos sin el tratamiento de nuestros datos seguramente sea mucho menos. Esa carta interna de facebook tiene otro fragmento donde se dice lo siguiente:
«En lugar de imaginar un producto y recortarlo para que se ajuste a los estándares modernos de privacidad y seguridad de los datos, comenzaremos con la suposición de que no podemos recopilar, usar ni almacenar ningún dato. La carga recae sobre nosotros para demostrar por qué ciertos datos son realmente necesarios para que el producto funcione».
Esa mentalidad es algo que debería alegrarnos en cuanto al planteamiento de la gestión de los datos. Pero también queda un cabo suelto, la percepción de los usuarios al usar un servicio. Es muy cómodo si nos gustan los gatitos, encontrarnos con muchas imágenes de gatitos nada más entrar… pero ¿tanto nos cuesta, ir nosotros a buscar un grupo de imágenes de gatitos? Son solo unos clicks, quizás teclear algunas letras en un buscador… algo que cada vez hacemos menos. Nos limitamos a abrir nuestras redes sociales, y a ver lo que ellas nos lanzan en base a todos esos algoritmos que procesan los datos de lo que hacemos. Nos hemos acomodado, y al mismo tiempo, criticamos a quienes nos hacen la vida más cómoda.
Algunos se alejan de esa comodidad buscando mil y una opciones para evitar que se procesen sus datos, pero sin lugar a dudas si las webs, redes sociales, apps, trabajasen en esa dirección sería estupendo. Ahora bien, seguro que habrá quienes estén tan acomodados, que criticarán que ya no les lleguen sus fotos de gatitos automáticamente… pero al mismo tiempo protestarán y dirán que no quieren que se procesen sus datos. Si queremos que nos lleguen fotos de gatitos automáticamente, estamos obligados a dar ese dato, a ceder una porción de nuestra privacidad… eso o pasar a ser menos cómodos y buscar la información cada vez que la necesitemos.
Ahora, con estas reflexiones en la cabeza os devuelvo la pregunta que encabeza el artículo ¿Necesitan nuestros datos para hacer mejores productos? Quizás esto dependerá de los usuarios.