El que fuera una de las herramientas más populares para la limpieza de nuestros equipos informáticos, cada vez un poco peor visto por los usuarios.
¿Quién no conoce CCleaner? Casi todo el mundo que tiene o ha tenido un ordenador sabe que en los equipos con el tiempo se va almacenando muchos archivos innecesarios (archivos basura se les suele bautizar) y que la acumulación de esos archivos puede acabar afectando al rendimiento de nuestros equipos. Así pues, la limpieza de todos esos archivos innecesarios se antoja una labor necesaria para mantener el buen estado de nuestros ordenadores.
Para facilitar esa labor, surgió hace ya muchos años la herramienta CCleaner, que poco a poco acabó por convertirse (casi con total seguridad) en la herramienta más usada para esta labor de limpieza de los equipos. Este programa fue ofrecido siempre de forma gratuita, y aún a día de hoy se sigue pudiendo descargar sin coste alguno. Su gratuitidad no estaba reñida con una buena funcionalidad y de ahí su éxito.
Pero un buen día, la compañía responsable de Avast decidió adquirir CCleaner. Durante algún tiempo, no se notó ningún cambio en el programa, pero pronto empezaron a surgir las polémicas en torno a ella (cosa que no había sucedido en toda su historia anterior). De pronto la herramienta compartía datos privados, de pronto te cambia el navegador por defecto (poniéndo ese CCleaner Browser sin siquiera preguntar)… Y en internet, todas esas recomendaciones para usar CCleaner empiezan a convertirse en recomendaciones que han pasado del «no actualices» a «ni se te ocurra instalarlo».
Resulta curioso ver como una aplicación que durante tanto tiempo había triunfado entre los usuarios cae en desgracia. Avast el antivirus ya incorpora entre las múltiples opciones el motor de limpieza de CCleaner con intención de convertir a Avast en una herramienta más interesante, pero a los usuarios les gustaba un CCleaner «independiente». Realmente, a estas alturas de la película podemos decir que Avast ha hecho un trabajo realmente malo… o bueno, si lo que pretendían era cargarse la reputación de una herramienta tan establecida (con la intención de favorecer otros de sus productos).