Aunque algunos puedan llegar a pensarlo, ningún ordenador dura eternamente. Bien sea porque este sufre un fallo «crítico» o bien porque se queda obsoleto. Así pues, debemos ser conscientes de esta realidad, y más quizás si este tiene un fin profesional.
Comprar un ordenador más caro no es una garantía de que este vaya a durar mucho más, ahora bien, tampoco conviene escatimar y confiarnos con ese ordenador de la superoferta porque al final la cosa puede salirnos más cara de lo que pensábamos.
Y es que tenemos todos en general cierta tendencia a pensar en el corto plazo. A pensar como decíamos antes que con ese ordenador que pretendemos comprar tendremos más que de sobra. Pero luego llegan las averías y nos ponen en jaque. Y no solo porque mientras que nuestro ordenador esté reparando no podemos seguir usándolo, sino porque podemos encontrarnos a veces con fallos insalvables o que cuanto menos nos harán replantearnos si esa compra tan barata fue realmente tan acertada. Puede suceder que de pronto necesitemos cambiar un componente y nos encontremos con que se trata de una tecnología «obsoleta» y que o bien ya no se encuentra o bien tiene un precio superior a lo que podríamos esperar.
Así por citar un ejemplo, podríamos hablar de como hoy en día conviven dos tecnologías de memoria las DDR3 y las DDR4. Evidentemente la segunda, ofrece unas mejores prestaciones, pero no solo eso, sino que también si pensamos de aquí a unos pocos años podremos ser conscientes que las memorias DDR3 anteriores estarán muy posiblemente obsoletas (cuando ya las memorias DDR5 se hayan impuesto y las DDR4 queden como alternativa más económica) y eso complicará conseguir repuestos y podría encarecer su precio notablemente.
Pero más allá de preocuparnos por posibles averías físicas tenemos también que ser muy consecuentes con la evolución tecnológica a nivel de Software. Así pues la constante evolución de los sistemas operativos y programas puede acabar por convertirse en otro motivo que ponga fin a la vida útil de nuestro ordenador. ¿A nadie le ha sucedido que una actualización del sistema operativo ha ocasionado que su ordenador se ralentice? Seguro que si. O que de pronto un determinado programa no es compatible con la versión del sistema operativo que tiene tu ordenador (que por otra parte no puedes actualizar por alguna incompatibilidad).
Y que hay de la información que almacenamos en ellos. Muchas veces no somos conscientes de todo lo que estos equipos pueden llegar a albergar hasta, por supuesto, el día que el ordenador falla. Entonces cuando no estamos solo ante un problema de un virus o desconfiguración, sino que nuestra placa base o disco duro dicen basta, empiezan a entrarnos sudores fríos pensando ¿que hay de toda la información? ¿Y los programas? ¿Tenemos a buen recaudo todas las licencias para reinstalarlos en caso de necesitar formatear o incluso pasar a un nuevo ordenador?
Como iniciabamos este artículo, está claro que ningún ordenador es eterno. Podemos cuidar algunos detalles para así tratar de estirar la vida del mismo al máximo, pero tenemos que estar siempre preparados para suplirlo en caso que sea necesario. Disponer de toda la información a buen recaudo, ir empleando formatos y programas lo suficientemente actualizados para evitar no quedar atados a programas obsoletos es también algo que debería estar en nuestra mente. La cuestión es tener un plan siempre por si ese ordenador del que tanto dependemos acaba fallando…