Los datos y la privacidad en el mundo actual

A todas las autoridades se les llenó la boca con la ley que ponía en marcha el RGPD. Ahora teníamos una mayor garantía de que nuestra privacidad estaría a salvo… pero claro, para que eso sea cierto, no basta con leyes, sino que necesitamos tener cierta «cultura tecnológica» y saber como se mueve el mundo de los datos online.

Muchos habréis escuchado eso de que «los datos son el petroleo de la actualidad» ¿verdad que sí? Pues si, es una afirmación bastante correcta, en tanto en cuanto a raíz de la información que se extrae de todos los datos que vamos cediendo día a día, se obtiene mucho dinero.

Muchas veces hay gente que me ha preguntado por la razón para que les lleguen correos de cosas que ellos ni siquiera han solicitado y cuando les explicas la posible causa empiezan a despertarse cuanto menos «inseguridades» sobre lo que hay detrás del manejo de los datos. Porque si, en algunos casos esos correos que nos llegan dependen unicamente de bases de datos que se obtienen de formas más o menos dudosas, pero en otros casos, siendo inconscientes, estamos consintiendo que terceras empresas puedan tener nuestro contacto. ¿Quién se lee todas las cláusulas? Siendo sinceros, pocos… es verdad que el nuevo reglamento intenta ser un poco más claro hacia los usuarios, de forma que en los formularios de suscripciones y contacto se debería especificar quienes podrán tener acceso a nuestra información, pero muchas veces por las prisas, no leemos y simplemente marcamos todas las casillas.

Otras veces puede ser aún más «sibilino» ese proceso de captación de nuestros datos, como por ejemplo al llegar a un hotel. Nos dicen que tenemos que firmar la Política de privacidad, pero a veces si leemos con calma, estamos consintiendo que se compartan nuestros datos con empresas del grupo y ahí es donde nuestra información, lentamente empieza a escaparse de nuestro control.

A veces, incluso se pide la firma de una cesión de datos con fines comerciales por cosas de los más inverosimil, quizás por concentar una visita a un centro, o simplemente por recibir una «chuchería» en medio de un evento… ahí solemos tener la guardia más baja y no prestamos tanta atención a lo que firmamos.

Pero ¿y si vamos un paso más allá, y nos planteamos que ya muchas veces la privacidad de nuestra información no depende de nosotros mismos? Me gustaría citar un ejemplo de como fácilmente se pueden cruzar datos a través de ciertos servicios y nuestra información puede quedar rápidamente recogida sin que hayamos pretendido hacerlo.

Pongamos que tenemos una cuenta de correo X, y nosotros no hemos dado a nuestro proveedor la informacion de nuestra dirección. Sin embargo, quizás un amigo nuestro tiene almacenada nuestra dirección de correo junto con más datos como podría ser donde vivimos. Y ese contacto ha dejado toda la configuración por defecto de privacidad que muchas veces implica compartir información como la localización de los contactos, en principio con fines de facilitar la vida al susodicho amigo, pero rápidamente, se puede relacionar la dirección de correo con nuestra dirección física. ¿fácil verdad? Y seguramente aterrador… este es el maravilloso Big Data, el que favorece que rápidamente se puedan cruzar datos y juntando toda esa información se pueda sacar un perfil completo de los usuarios.

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