Muchos desarrolladores cuando se plantean crear una aplicación para dispositivos móviles se hacen una pregunta ¿hacer una aplicación nativa o en HTML5? Cada una de estas opciones tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Desarrollar una aplicación nativa, tiene por un lado la ventaja de contar con una mejor integración con el sistema operativo, el poder gozar de un rendimiento mucho más fluido y de esa forma así aprovechar todas las prestaciones que ofrezca la plataforma correspondiente. Por contra, el desarrollo de una aplicación nativa hace que la migración a una nueva plataforma sea un proceso más complejo, ya que se requiere de conocimientos en cada una de las plataformas y normalmente es necesario realizar un desarrollo para cada una de estas. HTML5 ofrece no obstante una mayor versatilidad, ya que al tratarse de algo estandarizado, debería ser fácilmente migrado de una plataforma a otra con cambios menores. En su contra tiene que no tiene un acceso tan sencillo a las funciones más avanzadas del sistema, el que no todos los navegadores implementen «exactamente» igual el estándar HTML5 y que su rendimiento no es el mismo que el ofrecido por una app nativa. Estamos claramente ante un dilema que quizás solo con el tiempo se resolverá. Muy posiblemente las aplicaciones en HTML5 mantengan su hueco en muchos casos, mientras que las aplicaciones nativas tendrán una mayor presencia en aquellos casos en los que el rendimiento sea un aspecto muy importante (como por ejemplo los juegos).