Windows 2000 contó con cuatro service pack, Windows XP llegó al tercer service pack, Windows Vista solo tuvo dos y Windows 7 tiene uno sin previsión de ninguno más. Con el paso del tiempo, las grandes actualizaciones de Windows, conocidas como Service Pack, han ido disminuyendo en número, hasta el punto de que se empiece a rumorear la posibilidad de que estos acaben por desaparecer definitivamente.
Estos grandes paquetes de actualización, venían a incluir actualizaciones de seguridad, corregir errores y en cierta medida mejorar la fiabilidad, el rendimiento y añadir algunas funciones nuevas. Sin embargo, parece que la evolución nos llevará a la desaparición de estas grandes actualizaciones en favor de un proceso de actualización más rápido. Una muestra de ello, sería la aparición por primera vez de una actualización entre la versión RTM y la versión final en el caso de Windows 8. Una actualización, de 170 Mb, que incluye mejoras varias en rendimiento, gestión de energía, reproducción de medios y compatibilidad.
Sin lugar a dudas, este proceso de actualizaciones, más frecuentes, podría contribuir a mantener los sistemas más actualizados y posiblemente permitiría la implantación más rápida de las soluciones a los fallos detectados en el sistema. Quizás el único inconveniente lo encuentren los administradores de Sistema que encuentran en estos Services Pack una interesante ayuda para agilizar el proceso de actualización de los sistemas.