70 años después, los bugs siguen con nosotros

Bug, esa palabra temida por todos los programadores, no es otra cosa que un fallo de un programa informático que puede ocasionar alguna acción inesperada. Acciones que muchas veces son las causas de los ataques informáticos y por eso nos preocupan tanto.

Bug que traducido del ingles es algo así como polilla o bicho, en cuestiones tecnológicas es la forma de decir que un programa tiene un «fallo». Pero de donde salió este término, pues bien, aunque pueda parecer curioso viene precisamente de uno de esos animalillos. Y es que en septiembre de 1947 el equipo de ciencias de la computación de Grace Hopper en Harvard se encontraba descifrando los problemas del ordenador Harvar Mark II, y fue cuando los técnicos encontraron precisamente una polilla en uno de los reles (si de aquella los ordenadores estaban aun muy lejos de los circuitos que hay hoy en día). Así fue como la palabra bug quedó escrita en el libro de registros cimentando un nuevo significado para esta.

Y en el mundo del desarrollo de programas, sistemas operativos o apps, los bugs son una realidad del día a día. Se dice que no hay prácticamente software alguno que no cuente con algún bug. Y no es algo que escape a los usuarios, que ven como casi a diario sus dispositivos reciben algún tipo de actualización para corregir algunos de esos fallos.

Casi todos somos conscientes que las actualizaciones de los sistemas operativos son precisamente para corregir fallos (bugs) de seguridad, pero… ¿Acaso pensáis que todas las actualizaciones de Apps son para incorporar mejoras? Pues bien, también las hay que son para corregir errores y de hecho suele ser lo más habitual.

Por supuesto, los desarrolladores trabajan constantemente para corregir todos esos bugs y evitar no solo los malos e inesperados funcionamientos. Es de ahí donde surgió el término debugging, que sería algo así como «quitar bugs» y que no es ni más ni menos ,que el pan de cada día de muchos programadores que están constantemente corrigiendo esos fallos de seguridad. De ahí que siempre sea prudente aplicar cualquier actualización que pueda corregir uno de esos bugs.

Y es ahí donde los cibercriminales se encuentran con el caldo de cultivo que esperan para tratar de sacar algún beneficio. Todos esos bugs, pueden suponer una puerta de entrada a los dispositivos y ellos lo saben. Esos bugs pueden ser mucho más que simples y molestos cuelgues o efectos extraños en los programas, pueden ocasionar que nuestro sistema quede expuesto a ataques externos.

Lo cierto es que 70 años después de que surgiese ese primer bug, seguimos conviviendo con ellos, para bien o para mal. Porque no lo olvidéis, los bugs están por todas partes, en vuestros sistemas operativos, en las apps de vuestros flamantes smartphones, en el cms de vuestra web… y si os descuidáis, en algún estante de la despensa 😀

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